La tercera es la vencida...

Sí sirvo para esto. Esa era mi único enfoque un día después de la choteada de Vivian. Como comenté en el post anterior, estaba muy mal. Bajoneado, triste, decepcionado, cabizbajo, pésimo. Mis amigos remedaban la voz de Vivian y la mía:

-Vivian Baella....

-Aló?...aló?

-Si Vivian hola, Aldo Cadillo de iSIL. Te llamaba para...

- Tum tum tum...tum tum tum...jajajajajajaja...

Me sentía tonto. Me puse la valla muy alta, pensé.

Ya en la tarde, un grupo de chicos y yo nos dirigimos a la Videna de San Luis. Eramos un grupo de 9, contándome. Dimos toda una vuelta a la Videna, esperando encontrar una puerta de acceso, hasta que llegamos a la Villa Olímpica(lugar donde se chekean los deportistas calificados de posibles lesiones y demás). Un señor negrito, de aspecto delincuencial, pero muy amable, nos atendió emocionado:

-Sí, en este momento están las chicas del voley dentro.

-¿De qué categoría?, pregunté.

-No sé, pero son las del voley.

-Nos puede dejar entrar, pregunté de nuevo.

-Noooooooooo...uno por uno quizás, pero no todos a la vez.

Un broder entró a realizar su entrevista, la chica a la cual eligió era muy alta, demasiado alta, pasaba fácil el 1.80. Le hizo una previa entrevista y luego empezó a grabar.

Mientras él estaba haciendo eso, los demás nos mirábamos preguntándonos: Y ahora qué hacemos, qué le vamos a preguntar, nos dejarán entrar, entrevistaremos a la misma chica.

Me senté a formular mis preguntas, estaba decidido a no fracazar por segunda vez, cuando de momento salieron las chicas del voley:

-Oe Aldo-dijó un amigo-mira ella es Vivian, entrevistala ahora.

Cuando ya estaba de pie, una de ellas gritó: ¡Corrannnn...!

Empezaron a salir en fila, una tras otra, apresurádamente. La primera en salir fue Vivian, corría súper rápido, muy veloz para ser mujer.

Me puse de pie, y por mi mente se me cruzaron dos ideas: Una, corro tras ella, la alcanzó, consigo la entrevista y me demuestro a mí mismo que si puedo o dos, me quedó esperando a otra persona para entrevistar y lo dejo para otra ocasión.

Pensé en iSIL y en mi carrera, pensé en el profe y la nota, pensé en Vivian y qué me diría, pensé en mis compañeros y qué dirían, pensé en mí y en mis metas.

Salí corriendo disparado como flecha tras ella, disparado como una bala, mis piernas se movían rápidamente. Vivian aún estaba muy lejos, se había alejado de todas las chicas, la miraba y aceleraba la marcha.

Una de sus amigas gritó: Viviannn, pero ella no volteaba, estaba muy lejos.

Estaba muy cerca a ella, a unos 10 metros, ya casi podía hablarle, pensaba en qué iba a decirle, cuando de pronto me cansé.

Me cansé de correr con el peso de la maleta, me cansé de recibir el viento en mi rostro, me cansé de sentir las piedritas dentro de mis zapatillas mientras corría. No podía más.

-Vivian, hola, soy Aldo Cadillo de iSIL, quisiera que por favor me ayudes con algo, pregunté

-Ahora no puedo, estoy ocupada, respondió Vivian sin mirarme.

-Por favor, solo serán 3 minutos, le rogué.

-No puedo, ni me miraba.

-Por favor, Vivian, es mi nota la que está en juego, le supliqué.

-No.

-Jalaré si no consigo la entrevista.

-No.

Se me acaban las ideas y solo se me ocurrió algo que decirle:

- Pucha, de verdad no puedes?, suplicando le con la cara más triste que tengo.

-No, esta vez si me miró.

-uhm...gracias por tu tiempo, y me alejé resignado, sintiéndome derrotado por segunda vez.

Creo que se compadeció de mí o le causé pena. Sea como sea me respondió, estaba vez me decía algo más que "no".

-Pero tiene que ser rápido, era la primera vez que ella me hablaba a mí.

-Solo serán dos minutos, te lo prometo, le respondí aún dándole la espalda (con una sonrisa de satisfacción)

-Espérame a la salida, me dijo.

-A qué hora termina el entrenamiento, pregunté.

-A las siete.

-Sales por aquélla puerta, señalando la puerta de acceso a la Videna.

-Sí, pero tiene que ser rápido, y se fue corriendo.

Eran las 4 de la tarde, tenía una hora para buscar información y dos horas para esperarla. Tengo que conseguir una sala de internet, pensé, y formular las preguntas de una buena vez; luego entrar y esperar a que termine la práctica.

Lo hize: encontré la sala de internet, formulé las preguntas, entré a la Videna y esperé las dos horas que faltaban para que termine el entrenamiento.

Mis amigos también entraron. Todos ellos ya tenían sus entrevistas y de un momento a otro el grupo de 9 se convirtió en grupo de 4: Joao, Mauricio, Carlos y yo.

Ellos tres ya padecían frío, hambre y aburrimiento.

-Aldo, entrevista a cualquier otra, me decía Mauricio.

-Oe vamos, me dio demasiada hambre, alegaba Joao.

-Oe hace mucho frío, vamonos, decía Carlos.

No, no y no, me puse súper terco, me empeziné, ya tomaba el tema como algo personal, se trataba de mi orgullo, por nada del mundo me iba a ir con las manos vacías.

Esperamos y esperamos, aburridos y tonteando, suponiendo que me diría. Quizás ya no te dé la entrevista, me decían.

Igual iba a esperar y así lo hizé. Pasarón las dos horas. Ya estaba listo, tenía todo preparado, mi papel de preguntas, la grabadora de Mauricio, la cámara para la foto, el lapicero para el autógrabo, todo listo. Y salió Vivian.